Declaración de la Asamblea de movimientos sociales, Porto Alegre (RS), Brasil, 2012

              Nosotros, pueblos de todos los continentes, reunidos en la Asamblea de movimientos sociales durante el Foro Social temático Crisis capitalista, Justicia social y ambiental,  luchamos contra las causas de una crisis sistémica que se expresa en una crisis  económica, financiera,  política, alimentaria y ambiental, colocando en riesgo la propia sobrevivencia de la humanidad. La descolonización de los pueblos oprimidos y el enfrentamiento al imperialismo es el principal desafío de los movimientos sociales de todo el mundo.

               En este espacio nos reunimos desde nuestra diversidad, para construir juntos agendas y acciones comunes contra el capitalismo, el patriarcado, el racismo y todo tipo de discriminación y explotación. Por eso, reafirmamos nuestros ejes comunes de lucha, adoptados en nuestra Asamblea en Dakar, en 2011.

Lucha contra las transnacionales

Lucha por la justicia climática y por la soberanía alimentaria

Lucha por la eliminación de la violencia a la mujer

Lucha por la paz, contra la guerra, el colonialismo, las ocupaciones y la militarización de nuestros territorios.


       Los pueblos de todo el mundo sufren hoy los efectos del agravamiento de una profunda crisis del capitalismo, en la cual sus agentes (bancos, transnacionales, conglomerados mediáticos, instituciones internacionales y gobiernos a su servicio) buscan potenciar sus beneficios a costa de una política intervencionista y neocolonialista. Guerras, ocupaciones militares, tratados neoliberales de libre comercio y “medidas de austeridad” expresadas en paquetes económicos que privatizan bienes, rebajan salarios, reducen derechos, multiplican el desempleo y explotan recursos naturales. Estas políticas afectan con intensidad a los países más ricos del Norte, aumentan las migraciones, los desplazamientos forzados, los desalojos, el endeudamiento, y las desigualdades sociales.

          La lógica excluyente de este modelo sirve solamente para enriquecer a una pequeña élite, tanto en los países del Norte como en los del Sur, en detrimento de la gran mayoría de la población. La defensa de la soberanía y la autodeterminación de los pueblos, la justicia económica, ambiental y de género, son la llave para el enfrentamiento y la superación de la crisis, fortaleciendo el protagonismo de un Estado libre de las corporaciones y al servicio de los pueblos.

         El calentamiento global es el resultado del sistema capitalista de producción distribución y consumo. Las transnacionales, las instituciones financieras, los gobiernos y organismos internacionales a su servicio, no quieren reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero. Ahora intentan imponernos la “economía verde” como solución para la crisis ambiental y alimentaria, lo que además de agravar el problema, resulta en la mercantilización, privatización y financiarización de la vida. Rechazamos todas las falsas soluciones para esas crisis, como los agro-combustibles transgénicos, la geo-ingeniería y los mercados de carbono, que son nuevos disfraces del sistema.

La realización de Río+20, en el mes de junio en Río de Janeiro, pasados 20 años de la Eco ’92, refuerza la centralidad de la lucha por justicia ambiental en oposición al modelo de desarrollo capitalista. El intento de “enverdecimiento” del capitalismo, acompañado por la imposición de nuevos instrumentos de la “economía verde”, es una alerta para que los movimientos sociales reforcemos la resistencia y asumamos el protagonismo en la construcción de verdaderas alternativas a la crisis.

         Denunciamos la violencia contra la mujer ejercida regularmente como herramienta de control de sus vidas y sus cuerpos. Además,  el aumento de la explotación de su trabajo para atenuar los impactos de la crisis y mantener el margen de ganancia constante de las empresas. Luchamos contra el tráfico de mujeres y de niños, las relaciones forzadas y el prejuicio racial. Defendemos la diversidad sexual, el derecho a la autodeterminación de género y luchamos contra la homofobia y la violencia sexista.

         Las potencias imperialistas utilizan bases militares extranjeras para fomentar conflictos, controlar y saquear los recursos naturales y promover dictaduras en varios países. Denunciamos el falso discurso en defensa de los derechos humanos, que muchas veces justifica las ocupaciones militares. Nos manifestamos contra la permanente violación de los derechos humanos y democráticos en Honduras, especialmente en el Bajo Aguán, el asesinato de sindicalistas y luchadores sociales en Colombia y el criminal bloqueo a Cuba que completa 50 años. Luchamos por la liberación de los 5 cubanos presos ilegalmente en los Estados Unidos, la ocupación ilegal de las Islas Malvinas por Inglaterra, las torturas y las ocupaciones militares promovidas por los Estados Unidos y la OTAN en Libia y Afganistán. Denunciamos el proceso de neo-colonización y militarización que vive el continente africano y la presencia de la Africom. Nuestra lucha es también por la eliminación de todas las armas nucleares y contra la OTAN.

Expresamos nuestra solidaridad con las luchas de los pueblos del mundo contra la lógica depredadora y neocolonial de las industrias extractivas y mineras transnacionales, en particular, con la lucha del pueblo de Famatina en Argentina, y denunciamos la criminalización de los movimientos sociales.

El capitalismo destruyó la vida de las personas. Por eso, cada día nacen múltiples luchas por justicia social para eliminar los efectos dejados por el colonialismo y para que todos y todas tengamos una calidad de vida digna. Cada una de estas luchas implica una batalla de ideas que hace imprescindible acciones por la democratización de los medios de comunicación, controlados hoy por grandes conglomerados, y contra el control privado de la propiedad intelectual. Al mismo tiempo exige el desarrollo de una comunicación independiente que acompañe estratégicamente nuestros procesos.

Comprometidos con nuestras luchas históricas, defendemos el trabajo decente y la reforma agraria como único camino para impulsar la economía familiar, campesina e indígena, y un paso central para alcanzar la soberanía alimentaria y la justicia ambiental. Reafirmamos nuestro compromiso con la lucha por la reforma urbana como instrumento fundamental en la construcción de ciudades justas y con espacios participativos y democráticos. Defendemos la construcción de otra integración, fundamentada en la lógica de la solidaridad, y el fortalecimiento de procesos como la UNASUR y la ALBA.

La lucha por el fortalecimiento de la educación, ciencia y tecnologías públicas al servicio de los pueblos, así como la defensa de los saberes tradicionales, se vuelven urgentes una vez que persiste su mercantilización y privatización. Manifestamos nuestra solidaridad y apoyo a los estudiantes chilenos, colombianos portorriqueños y de todo el mundo, que continúan en marcha en la defensa de estos bienes comunes.

Afirmamos que los pueblos no deben continuar pagando por esta crisis y que no hay salida dentro del sistema capitalista!

Se encuentran en la agenda grandes desafíos que exigen que articulemos nuestras luchas y que movilicemos masivamente.

Inspirados en la historia de nuestras luchas y en la fuerza renovadora de movimientos como la Primavera Árabe, Ocuppy Wall Street, los indignados y la lucha de los estudiantes chilenos, la Asamblea de los Movimientos Sociales convoca a las fuerzas y actores populares de todos los países a desarrollar acciones de movilización coordinadas a nivel mundial. Debemos contribuir a la emancipación y auto-determinación de nuestros pueblos, reforzando la lucha contra el capitalismo.

Convocamos a todas y todos a fortalecer el Encuentro internacional de derechos humanos en Solidaridad con Honduras y a construir el Foro social Palestina Libre, reforzando el Movimiento global de boicot, desinversiones y sanciones contra el Estado de Israel y su política de apartheid contra el pueblo palestino.

Tomemos las calles a partir del día 5 de junio en una gran jornada de movilización global contra el capitalismo. Convocamos a impulsar la Cumbre de los Pueblos por justicia social y ambiental, contra la mercantilización de la vida y en defensa de los bienes comunes, frente a la Rio+20. 

Si el presente es de lucha el futuro es nuestro!

Porto Alegre, 28 de enero de 2012


Asamblea de los Movimientos Sociales

Los debates en los Foros mundiales

Es un hecho desde el 2001 la confrontación anual de dos lógicas de análisis de la realidad económica mundial. Hace más de 10 años que surgió el Foro Social Mundial (FSM), en paralelo y en réplica al Foro Económico Mundial (FEM), surgido en 1971, hace 40 años.
Uno expresa el debate de la élite mundial, con más del doble de guardias que los custodian de la resistencia popular que rodea los cónclaves del poder. El otro, desde la autogestión, convoca a decenas de miles que desde la subalternidad debaten y construyen una búsqueda por organizar alternativas al orden vigente.
En ambos se procesan interrogantes, dudas y controversias. Unos por restablecer el orden capitalista y por ende la ganancia, el crecimiento y el consenso social de que otro mundo es imposible. Ese es el razonamiento que los lleva a discutir el capitalismo en el Siglo XXI. En los otros, la búsqueda se empecina en darle carnadura y visibilidad a “otro” orden económico, social, político y cultural para transformar la realidad. Es una mirada desde los de abajo, sin edulcorarla, puesto que los debates apuntan a rumbos a veces contrapuestos, sin síntesis superadoras en la experiencia del decenio transcurrido.
Lo concreto es la continuidad por una década de un debate en contraposición, manifestando la existencia de sujetos en pugna y de proyectos en discusión en uno y otro de los Foros, dando cuenta de un tiempo de crisis que anima una agenda que puede construir nuestro futuro, en el sentido que propone el frío de Davos, o en la calidez de Porto Alegre.
El Foro de Davos, el Foro del poder mundial
Las motivaciones del FEM aludían a la necesidad de los capitales más concentrados, en pleno despliegue de la crisis capitalista de esos años, manifestada como crisis monetaria, energética, ecológica; importante recesión, inflación, con reducción de las ganancias, e importante poder de los trabajadores, con un difundido imaginario por el socialismo y el cambio social anticapitalista. A comienzos de los setentas hacía falta renovar el discurso del poder económico y contrarrestar la hegemonía del orden “keynesiano” emergente a la salida de la segunda posguerra y que fuera la fundamentación teórica de los 30 años gloriosos entre 1945 y 1975.
En 1971, en Davos, Suiza, se concentraron propietarios, ejecutivos, gerentes, jefes de Estados e intelectuales orgánicos del poder para discutir el programa necesario para reinstalar el orden económico y social bajo el paradigma del libre comercio, que había sido soterrado por la bipolaridad de un desarrollo capitalista de Estado del Bienestar y el intento de organización socialista en el Este de Europa y otras latitudes del planeta (China, Cuba, Viet-Nam). Ese programa fue ensayado en Chile y en las dictaduras del terrorismo de Estado del Cono Sur americano, para instalarse en el Norte desarrollado con la restauración conservadora con Margaret Thatcher en 1979 y con Ronald Reagan en 1980, en Inglaterra y EEUU respectivamente.
Esa fue la plataforma de lanzamiento de la política neoliberal que una y otra vez fue discutida por 40 años en Davos y que sirvió de inspiración para políticas globales aplicadas por gobiernos nacionales y supervisados por organismos supranacionales, todos bajo el interés de los capitales transnacionales; todos los cuales se han constituidos en sujetos históricos de este tiempo del capitalismo. El debate inicial sirvió para construir la realidad de las décadas transcurridas, y el resultado es el funcionamiento del capitalismo con mayor nivel de inequidad, de desigualdad, con fortunas inaccesibles convergentes con 1.000 millones de hambrientos.
La cuestión es el agotamiento del “modelo” definido en este trayecto de cuatro décadas, y la necesidad de redefinir el presente y el futuro para retomar la “normalidad” de la explotación capitalista. Es el desafío planteado en la versión de 2012 del FEM. En ese sentido, Klaus Schwab, fundador del Foro de Davos señaló que “No se pueden resolver los problemas con modelos superados”, convocando a superar recetas que sirvieron para desmantelar el orden criticado a comienzos de los 70´ y pensar con las claves del capitalismo de esta época, que lo imaginan bajo la batuta de la “economía verde”, una suerte de privatización de la naturaleza.
El primer interrogante que se les suscitó a los miles de dirigentes empresarios y representantes de gobiernos de 40 países remitió a si el capitalismo del Siglo XXI le está fallando a la sociedad del Siglo XXI, en clara alusión a la larga crisis iniciada en 2007 y que se prolonga sin final a la vista en las principales potencias del capitalismo mundial. La desazón de una recesión inacabada, de impactos sociales que se generalizan con sus respectivos conflictos de “indignados” por doquier, desde África a Europa, Israel o EEUU, suma un mapa de rebelión que solo atinaba a expresarse en los 90´ en nuestra América.
El lema en discusión por estas horas reza “La gran transformación. Dando forma a nuevos modelos”, en el mismo momento donde los pronósticos de la ONU y los Organismos Internacionales son poco alentadores sobre el panorama económico de mediano plazo, es decir, más allá, aún, del 2012.
En la sesión inaugural la jefa del gobierno alemán, Angela Merkel, demandó por más Unión Europea, en lo que debe leerse mayor subordinación de los miembros al dictado del imperialismo alemán y sus empresas, con ajustes y desmantelamiento de los remanentes del Estado de Bienestar en el viejo continente.
Ya no se discuten los eufemismos de la “cooperación para el desarrollo” que poblaban anteriores encuentros, como una dádiva de los ricos a los pobres. El problema se concentra en la “solución” de la crisis de los grandes de la economía mundial. A los más débiles se les propone el “ajuste” más crudo junto al recetario de apertura y liberalización. Ni hablar de las dimensiones alimentarias, energéticas o medioambientales de la crisis contemporánea.
Se trata de salvar empresas y bancos transnacionales en problemas. La insignia alemana preside las “soluciones” de época en la vieja Europa, intentando sostener una moneda, el euro, en disputa con el dólar, moneda de su rival en la dominación capitalista. Ni el euro logró emerger en la década de existencia como moneda global hegemónica, y el dólar sufre las consecuencias del debilitamiento estructural de la economía estadounidense y las experiencias de autonomía monetaria en el comercio mundial que empuja China y otros “emergentes”. Son variados los países del mundo que suscriben acuerdos “swap” con China para intercambiar y garantizarse mutuamente con monedas locales (Argentina y otros países de la región latinoamericana; de Asia y de África lo vienen realizando).
El Foro por el “otro” mundo posible
No puede pensarse en la convocatoria del 2001 sin las resistencias populares de los 80´ y los 90´ en nuestra América, contra el ajuste y las reformas estructurales, de privatización, descentralización, precarización del empleo, superexplotación y liberalización de la economía.
Por eso la cita fue en Porto Alegre, gobernada entonces por el Partido de los Trabajadores, entonces un Partido de Izquierda, de bandera roja y con un líder obrero metalúrgico, que reconocía como principal aporte la construcción de un “presupuesto participativo” que expresaba las banderas de la democracia participativa enarbolada por la izquierda luego de la caída del este de Europa y la pérdida del imaginario socialista en el movimiento popular mundial.
El encuentro de variadas expresiones de la institucionalidad popular construida en la resistencia animó las discusiones en el FSM y habilitó el camino de la transformación de movimientos populares en lucha contra el neoliberalismo y el capitalismo en soportes de nuevos gobiernos que discutían la argumentación hegemónica de las políticas de los años previos. El FSM es producto de la lucha que contribuyó a modificar el mapa político de la región en la primera década del Siglo XXI. Cada uno de los gobiernos de la región latinoamericana que generaron y aún generan expectativas en los pueblos del mundo tiene sustento de origen en aquella resistencia y en el ideario crítico, con matices, sustentado en la historia del FSM. Uno de los temas en debate en la presente versión y aún en las últimas se asocia a la cooptación de varios de los movimientos, o de sus lideranzas por los gobiernos, en una fusión entre movimientos y gobiernos, o movimientos y Estados.
El debate se convoca bajo el lema de “Crisis capitalista, justicia social y ambiental”, preparando las condiciones de movilización y debate para la Cumbre +20 a realizarse en Río de Janeiro en junio próximo, a 20 años de la Cumbre de la Tierra, donde se hizo evidente la dimensión ecológica de una crisis que se profundiza en el presente. Es que el modelo productivo asentado en la depredación de los bienes comunes se potenció en nuestra región, haciendo ampliamente funcional a nuestra América a la demanda de petróleo, gas, cobre, litio, tierra, agua, de las principales potencias económicas del capitalismo mundial. Convengamos que uno de los límites del FSM transcurre entre quienes imaginan la posibilidad de cambios sin modificar el sistema capitalista, que los lleva a propuestas dentro de lo posible, de lo permitido, sin apuntar a discutir a fondo el orden capitalista, posición sostenida por aquellos que animan al interior del FSM la asamblea de movimientos y que empujan un cronograma de acciones que pueda pasar de la defensiva a la ofensiva por otro mundo posible. Entre otras iniciativas se piensa en una campaña continental contra la “economía verde”, un nuevo ALCA que requiere ser contrarrestado.
La cita del 2012 reúne experiencias de los trabajadores, campesinos, pueblos originarios, mujeres, estudiantes; de la economía solidaria, cooperativa, autogestionaria; como iniciativas de educación popular, resistencias contra el negocio inmobiliario y por el hábitat popular, por el empleo. Siendo un clásico, la inauguración se realizó con una gran movilización por las calles de la ciudad, en lo que anticipa la gran manifestación en la cumbre popular sobre los problemas de la tierra en la ciudad carioca a mediados de año.
El escenario está montado. Ya no existe el pensamiento único imperante en décadas pasadas. Sin síntesis, el debate se reanima entre visiones de avanzar por el camino de lo posible o ir más allá, extendiendo la mirada del otro mundo posible por la senda de la alternativa al capitalismo en crisis. Lo novedoso son los indignados, paso inicial de una protesta que se inscribe en la búsqueda de construcción de alternativas. En ese rumbo se construyen sujetos que proyectan rumbos de transformaciones sociales y fuerzas políticos sociales que asuman la iniciativa necesaria del cambio social por otro mundo posible.
Buenos Aires, 27 de enero de 2012

Artículo que recoge declaraciones mías sobre el Foro Social Mundial


Se realiza el Foro Social Mundial en Brasil y será inaugurado formalmente el jueves por la presidenta Dilma Rousseff

Porto Alegre - Julio Gambina dijo que el desafío de los movimientos populares es determinar la sociedad en la que vivir, ya que “no se puede seguir depredando los recursos naturales”.

Una multitudinaria marcha marcó el inicio en la ciudad brasileña de Porto Alegre del Foro Social Mundial 2012, que será inaugurado formalmente el jueves por la presidenta Dilma Rousseff.
El foro tiene como tema "Crisis capitalista, justicia social y ambiental", y prepara la Cumbre de los Pueblos, que se celebrará paralelamente a la Conferencia de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible (Río+20), a realizarse en junio en Río de Janeiro.
El economista Julio Gambina, quien participó de todas cumbres que se realizaron en Brasil, sostuvo que el espacio de debate atraviesa una etapa de fuerte discusión debido a que nació como “una gran iniciativa política de los movimientos populares en enero de 2001, donde recogía toda la resistencia de la década del ’80 y del ’90”. 
Explicó por Radio Provincia que “esos movimientos de resistencia se constituyeron en gobiernos en muchos países de América Latina y, cuando se confunden con el Estado, pasan de una política de movilización social a defender las políticas públicas”.
Ejemplificó que en la Argentina hay muchas organizaciones populares que quedaron “atrapadas” en la aprobación de la Ley Antiterroristas, ya que “todos los legisladores del gobierno disciplinadamente votaron la ley, lo que genera mucho ruido en los movimientos sociales”, ya que se trata de una ley represiva que “se sancionó condicionada por el GAFI, un organismos de segunda que no tiene incidencias a nivel mundial”. Sin embargo, Gambina señaló que “si Argentina quiere ser parte de los que toman decisiones de la liberalización de la economía a nivel mundial, tiene que cumplir con algunas normas y reglas”.
El economista repudió que la Argentina y Brasil participen del G-20, debido a que “se trata del ámbito de promoción del neoliberalismo a escala mundial, donde se alientan las políticas de ajustes ante la crisis europea”. En ese marco, pidió “imaginarse la reacción de los movimientos sociales que han empujado la presidencia de Lula Da Silva al ver cómo sus gobiernos coparticipan de las reuniones que definen los ajustes mundiales”. Y agregó que “Brasil ha dado préstamos prácticamente sin intereses al FMI a cambio de mayores cuotas de poder dentro del organismo”.
Asimismo, recordó que en diciembre de 2007 se anunció que en tres meses se crearía el Banco del Sur pero resaltó que “todavía no lo tenemos por falta de decisión de la Argentina y Brasil”.
Gambina precisó que el nuevo Foro Social Mundial se realiza en este contexto y que el desafío de los movimientos populares ante la crisis del capitalismo mundial y la crisis de alternativas, es determinar la nueva sociedad en la que vivir, por cuanto “no puede seguir transitando estas sociedades depredadoras de los recursos naturales, donde hay un déficit de 64 millones de puestos de trabajo”. (Mate Amargo. Lunes a viernes de 17 a 19, AM1270)

Los temas económicos a comienzos del 2012

La crisis de la economía mundial es el gran condicionante del año. El Banco Mundial y otros centros de información de la economía mundial pronostican un año recesivo al estilo 2008-09; especialmente en la zona del euro. En su “Perspectivas Económicas mundiales para el 2012 y 2013”, la ONU comienza afirmando que “La economía mundial se encuentra al borde de otra crisis importante. El crecimiento de la producción se ha desacelerado considerablemente durante el año 2011 y para los años 2012 y 2013 se prevé que el crecimiento será anémico.” 
Con un mensaje desalentador, el informe destaca que “La Unión Europea (UE) y Estados Unidos de América equivalen a las dos economías más grandes del mundo, y están intrínsecamente entrelazadas. Sus problemas se pueden transmitir fácilmente de una a otra y dar lugar a otra recesión mundial. Los países en desarrollo, que se había recuperado fuertemente de la recesión mundial de 2009, se verían afectados a través de sus vínculos comerciales y financieros.”
Es cierto que los países menos desarrollados, los “emergentes”, y especialmente América Latina, mantienen su perspectiva de crecimiento mayor que los países capitalistas desarrollados, pero la continuidad de la crisis no augura tránsitos similares a los del tiempo pasado, ya que el salvataje de bancos y empresas en tiempo reciente, devino en problemas fiscales y crecimiento de la deuda pública, que hoy presenta dificultades para su cancelación o renegociación, con lo que es imaginable un horizonte de recesión que puede afectar las ventas desde la región.
Observando la realidad desde nuestramérica es previsible una ralentización del crecimiento, con menores precios de la producción exportable, reducción de los ingresos por remesas de nuestra población emigrante a grandes y otrora prósperos países (sobresale el caso español, principal destino europeo de la emigración regional en tiempos cercanos).
No sorprende entonces la previsión de escasas aportaciones en inversiones productivas e incluso una fuerte presión de inversores externos en la región que acrecienten sus remesas de utilidades al exterior, tal el caso de las fortísimas inversiones españolas realizadas en tiempos de aperturas indiscriminadas de nuestras economía, especialmente en los 90´.
Uno de los impactos más importantes de la crisis según la ONU es el desempleo, especialmente juvenil. El problema del desempleo es grave en los países capitalistas centrales y presenta peculiaridades en los países en desarrollo donde estos países “siguen enfrentándose a grandes retos debido a la elevada proporción de trabajadores que se encuentran subempleados, mal pagados, o sufren condiciones de vulnerabilidad laboral, careciendo de acceso a mecanismos de seguridad social.”
El déficit de empleo según la ONU alcanza a 64 millones de puestos de trabajo y podría llegar hacia el 2013 a 71 millones. El documento se preocupa por el efecto en el consumo, alentando un clima recesivo, y nada dice de la conflictividad social que esa situación genera.
Impacto de la crisis en la Argentina
Por todo lo comentado, uno de los temas a comienzo del 2012 en la Argentina han sido las medidas de restricción y mayor control de las importaciones, para intentar mantener el saldo positivo del comercio exterior argentino. El país no imprime dólares y los necesita para cancelar sus deudas. Ante la anemia de inversiones externas, la forma de hacerse de divisas es vía exportaciones superiores a las importaciones. Un tema adicional a considerar es la reducción de los precios de exportación, también derivado de la crisis mundial, según revela el propio informe comentado de la ONU. A ello debe adicionarse la cuestión climática, que impactará en menor cosecha y disminución de ingresos a los productores y al fisco, por lo cual el gobierno debió esta semana declarar la emergencia en varias provincias argentinas.
No solo se trata de la cuestión industrial o agraria, sino de otras producciones esenciales al “modelo productivo”, tal el caso de la mega minería, que en Chilecito, La Rioja puso en pie de resistencia a la mayoría de la población con actitud solidaria movilizada en todo el país, obligando a definiciones de las autoridades e instituciones locales en el sentido que el “Famatina no se toca”, replicando luchas anteriores por el mismo tema en la zona, en Esquel (2003) y variadas zonas incorporadas a la producción minera en los tiempos que siguen a la reforma del Código de Minería y el acuerdo de Argentina con Chile en 1996. Una posibilidad surgida desde distintos ámbitos apunta a la suba de retenciones mineras, hoy del 3% en “boca de pozo” a valores entre el 10 y 12% para compensar las críticas al modelo extractivo prefigurado en los 90´, lo que no supone discutir el “modelo productivo” en curso.
La discusión sobre el modelo productivo mantiene vigencia y es una cuestión estructural del debate político y social necesario, sea por los precios de la producción; las variaciones en el clima; o el impacto de esos procesos en las poblaciones (pueblos fumigados en lucha, o afectados por la contaminación de la producción minera a gran escala).
Salarios y conflictividad
A comienzos de años se hace evidente que uno de los temas a considerar será la cuestión salarial y de los ingresos de los sectores populares que reciben fondos por transferencia de renta: los planes.
La presión empresaria y gubernamental intentará limitar la demanda de las negociaciones salariales a menos del 20%, habiéndose pronunciado varias expresiones del sindicalismo argentino con incrementos a negociar entre el 25 y 30%, a la par con movilizaciones y pronunciamientos de actualizaciones de los ingresos por planes diversos. Es una situación generadora de conflictividad.
Quedan claros los límites de política económica para el 2012 respecto de los años anteriores, sea por la crisis mundial o por las características en la coyuntura de la economía local, con serias dificultades para mantener los superávit comercial y fiscal. Con restricciones para el financiamiento del mercado mundial, la política nacional se orienta a una modificación del gasto público, donde la quita de subsidios a los servicios públicos de electricidad, gas y agua es el comienzo de una práctica que desembarca en el transporte (transferencia del subterráneo a la Ciudad de Buenos Aires); lo que supone mayores precios a sufragar por los usuarios.
Los impactos serán diferenciados según los niveles de ingresos. Por ello preocupa el decreto presidencial que promueve “estudiar” los ingresos extraordinarios de los estatales nacionales, eliminados en algunas dependencias, como las primeras discusiones (especialmente los docentes) sobre pauta salarial. En el mismo sentido, las organizaciones representativas de quienes perciben fondos por transferencia de renta demandan actualizaciones. La conflictividad social será uno de los condimentos a tener en cuenta para el año económico en curso.
Buenos Aires, enero de 2012

Liberalización económica y empleo


Es un dato conocido que muchos analistas confunden, o aparentan confundir, el hecho de que dos fenómenos ocurran al mismo tiempo con que exista una relación de causalidad entre ambos. Este parece ser el caso de una nota recientemente publicada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), donde se señalan los supuestos beneficios de la liberalización económica en términos de empleo[1]. Un claro objetivo de una institución asociada a la dominación mundial y que hace propaganda por la liberalización de la economía en tiempos de crisis capitalista. Asociar la problemática liberalizadora al crecimiento del empleo apunta a deslegitimar los reclamos de los trabajadores contra el ajuste que promueven las políticas anti crisis de las clases dominantes en el capitalismo mundial.

El artículo de marras comienza planteando una pregunta típica para este tipo de análisis: ¿el comercio internacional acaba con los empleos o los genera? Uno estaría tentado a responder una obviedad: depende. Depende de en qué contexto histórico nos situemos; de qué tipo de países estemos hablando, de qué tipo de comercio, y en qué circunstancias. Una empresa puede trasladar parte de su producción de Europa a Asia en busca de bajos salarios, y esto puede generar desempleo en Europa, pero mantener el nivel de empleo global inalterado. O puede redundar en un aumento global del empleo a causa de una mayor producción, pero con menores niveles de salario y peores condiciones laborales para los trabajadores… depende.

Pero aceptemos la propuesta del artículo. Allí parecen quedar desmentidas varias nociones de nuestro sentido común que se fueron construyendo a partir de nuestra experiencia histórica. El artículo resume: a) las economías abiertas, a diferencia de las protegidas, logran niveles más altos de crecimiento económico”; b)la apertura comercial ha contribuido a la creación neta de empleos”; c) “la estabilidad laboral total ha cambiado muy poco”.

Discutamos los argumentos
Ahora bien, ¿de dónde surge esta información? ¿Cuáles son los argumentos a partir de los cuales podemos pensar que esto es cierto? Sobre la segunda pregunta el texto dice poco. Pero vayamos a la primera. Sabemos que, como decía de manera poco feliz el famoso econometrista, si uno tortura suficientemente los datos, estos acaban por confesar; ¿pero qué datos utiliza la OCDE?

Un análisis muy sencillo con datos de la CEPAL y la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos (BLS[2]) nos muestra algo un poco distinto. En los últimos 20 años, la tasa de desempleo abierto en Estados Unidos, Japón, Francia, Alemania, Italia, Suecia e Inglaterra, ha crecido un 71%, 140%, 17%, 44%, 22%, 361% y 11% respectivamente. Y en términos absolutos[3] en estos países, el volumen de trabajos industriales ha caído en un 20%, 26%, 22%, 1,4%, 5,4%, 30%, y 37% en el mismo período.

Hablamos de los últimos 20 años porque entendemos que es a principios de los ´90 donde podemos situar una especie de éxito por la fiebre liberalizadora, y en este sentido es útil ver los efectos de largo plazo de las medidas. Es el tiempo del fin de la bipolaridad y del sueño del “fin de la historia” y el “fin de la ideología” que permitió imaginar el triunfo del capitalismo sobre cualquier orden alternativo. En América Latina ya conocemos las consecuencias de las políticas hegemónicas en los 90´. En Argentina, si bien en la última década el desempleo ha caído, según el INDEC, hasta el 7-8% de la población económicamente activa, no ha logrado recuperar los niveles cercanos al 3-5% que tuviera en todo el período que va desde mediados de la década del ´40 hasta fines de los ´80. Y de hecho estamos hablando de un empleo totalmente distinto.

Según los datos del CEPED-UBA, el poder adquisitivo del salario es en la actualidad el más bajo de toda la serie que transcurre de aquel entonces hasta ahora, lo que explica los enormes techos en la tasa de empleo (42% de la población total) y en la población que sale a buscarlo (como decíamos al principio… depende). En lo que respecta a, Brasil por ejemplo, la tasa de desempleo en 2008 era aproximadamente el doble de la de 1995, en México está prácticamente en el mismo nivel, y en Chile ha subido un 2%.

Pero en realidad, como decíamos al principio, estos datos solos no alcanzan para explicar nada. Lo que sí hacen es mostrar que no parece haber una mejora sustantiva en los índices de empleo como lo afirman los analistas de la OCDE. Pero aunque mostrasen lo contrario (como por ejemplo en el caso de Ecuador), sería un error que no tengamos en cuenta los efectos que la coyuntura internacional en términos de los precios de los productos de exportación de nuestros países están teniendo sobre nuestras economías. Es decir, sería un error que caigamos en el mismo juego que criticamos. No se puede analizar la pregunta que plantea el artículo mostrando simplemente una correlación entre apertura económica y empleo, porque hay una enorme variedad de situaciones intervinientes que debemos considerar… Lo que no estaría mal que sugiramos al pasar es que revisen los datos, porque son muy sugestivos para que afirmemos todo lo contrario.

Cambios en la división internacional del trabajo
Lo que sí es cierto es que en los últimos años, la división internacional del trabajo tradicional de intercambio de productos primarios por manufacturas elaboradas entre periferia y centro respectivamente, está siendo reemplazada por un proceso complejo donde la periferia interviene también (dado que la exportación de productos primarios sigue existiendo) en la exportación de productos elaborados, incluso aumentando significativamente su participación en la exportación de productos con un alto componente tecnológico.

En términos muy esquemáticos, lo que sucede es ciertas empresas con capacidad de operar a escala transnacional, han adquirido la posibilidad de trasladar a la periferia segmentos enteros de las cadenas productivas (producto del desarrollo de la tecnología de la informática y las comunicaciones), utilizando al país receptor exclusivamente como plataforma de exportación.

El proceso es sencillamente la búsqueda de bajos costos de mano de obra. En palabras de Giovanni Arrighi (1997:188), podemos decir que asistimos “a una división del trabajo donde el centro es predominantemente el lugar de emplazamiento de las actividades cerebrales del capital corporativo y la periferia el locus de los músculos y los nervios”.

Asistimos a un proceso de expansión de la relación salarial, donde la fábrica del mundo se traslada desde el “centro” capitalista a la periferia. Ese es el lugar crecientemente asumido por China en la economía mundial contemporánea y que explica en buena medida el crecimiento del empleo y la explotación mundial de los trabajadores, pese a la disminución del empleo, no solo por la crisis, en los principales países capitalistas desarrollados. En plena crisis ocurren pérdidas de empleo en los territorios tradicionales e históricos del desarrollo capitalista, al tiempo que se expande la relación social de explotación en nuevas fronteras territoriales de valorización del capital.

Gráfico nº 1. Relación entre las exportaciones de alto contenido tecnológico de países seleccionados y los Estados Unidos[4].

Fuente: Pinazo y Piqué (2011), Desarrollo Latinoamericano en el marco de la Globalización, en Problemas del Desarrollo, UNAM, nº 166.
Ahora bien, esta exportación de productos de alto contenido tecnológico no ha alterado ni la participación de los países en valor agregado mundial, ni ha modificado sensiblemente el nivel de sus salarios. Fundamentalmente porque se trata de un traslado de segmentos intensivos en mano de obra, en busca de una reducción en los costos, y no de un proceso de desarrollo industrial, en ninguno de los sentidos en que se pueda pensar la palabra.

Esta última cuestión quizás nos sirva para pensar el esfuerzo argumentativo, y la “tortura de datos” consiguiente, a los que comúnmente se someten los ideólogos del librecomercio, para hacernos creer lo bueno que es para nosotros que abramos nuestras fronteras y les dejemos hacer sus negocios.

En síntesis, nos preocupan los contenidos “profesionalistas” y “objetivos” que difunden agencias internacionales que pretenden estar más allá de unos o de otros. En nuestro caso queremos enfatizar que la OCDE realiza análisis que son fuente de información para la toma de decisiones en los ámbitos de poder mundial, especialmente el G20, núcleo que define el rumbo del capitalismo mundial en crisis.

No solo se trata de denunciar y desarmar la argumentación de las clases dominantes, sino de construir pensamiento propio para la emancipación de las clases subalternas. Es que en los últimos 20 años no solo existió la ofensiva dominadora del régimen del capital por restaurar la dominación capitalista objetada por las luchas obreras y populares por décadas en un marco bipolar. El proyecto del capital trata de obturar las propuestas de emancipación de los trabajadores, pero no puede evitar la experiencia de resistencia y construcción de alternativa política, social y cultural, algo que verifica la realidad de nuestramérica a comienzos del Siglo XXI. Vale adicionar que al proyecto del capital se le suma un modelo sindical conciliador y posibilista encarnado en el ámbito global por la Central Sindical Internacional que deja afuera de la representación a millones de trabajadores, la mayoría precarizada; pero también debe registrarse la experiencia renovadora del agrupamiento de trabajadores en el Encuentro Sindical Nuestra América, expresión de un modelo unitario y de clase en proceso de extensión, que agrupa organización de trabajadores más allá de la organicidad sindical, interpelando a los trabajadores en el territorio y en las condiciones generalizadas de precariedad para la instalación de un modelo de organización y lucha de los trabajadores para la confrontación con la iniciativa de las clases dominantes y la proposición de alternativa anticapitalista.

Buenos Aires, 12 de enero de 2012

Julio Gambina                  Germán Pinazo                  Víctor Mendibil
Presidente Fisyp               Miembro Fisyp                 Secretario General FJA


[1] http://www.oecd.org/document/31/0%2c3343%2cen_2649_37431_44171615_1_1_1_37431%2c00.html

[3] Que haya caído el número absoluto de trabajadores es sumamente importante porque, al crecer la población, es esperable que se potencie el efecto sobre la tasa de desempleo.
[4] Por cuestiones de disponibilidad los primeros datos de América Latina y México corresponden al año 1986, mientras que los de los 5 países asiáticos a 1981.