Los desafíos que surgen del Congreso federal de delegados de la CTA

“Cuando lo extraordinario se vuelve cotidiano, hay revolución” decía Ernesto Guevara. En Mar del Plata, el 23 y 24 de marzo se congregaron 10.000 participantes, 6.000 de ellos delegados bajo el desafío de transformar lo extraordinario en cotidiano. El cónclave estuvo rodeado de invitados nacionales y una nutrida delegación de fraternales representantes de movimientos y centrales de trabajadores de una veintena de países de África, Asia, Europa y nuestra América.
Desde el acto de apertura con saludos, homenajes y el marco político del discurso inicial del Secretario General, se presentaba el desafío de las deliberaciones de un colectivo militante dispuesto en asamblea multitudinaria. Ello fue puesto en evidencia en el trabajo de 7 comisiones para debatir el documento político con el que fuera convocado el congreso y las especificidades temáticas de las tareas atinentes a la dimensión política, organizativa, de relaciones internacionales; la formación, comunicación o la cultura; las cuestiones gremiales, de género, de la juventud, o de los pueblos originarios; entre otras cuestiones que definen la integralidad de la preocupación de la CTA y sus secretarías por constituirse en sujeto colectivo de los trabajadores en la Argentina. Unas deliberaciones aprobadas en plenario con vibrantes intervenciones de los secretarios generales adjuntos, y que fueron llevadas a la calle en una marcha conmemorativa y de repudio a los 35 años del golpe genocida de 1976.
Los saludos y homenajes
Entre otros saludos se destacan los realizados por el coordinador regional de la Federación Sindical Mundial, el cubano Ramón Cardona; el coordinador del Encuentro Sindical Nuestra América y del PIT-CNT, el uruguayo Juan Castillo; y el Secretario General de la COSATU de Sudáfrica, Zwelinzima Vavi. Fueron expresión, junto a otros saludos de Paraguay, Francia, Portugal, Chile, de la solidaridad internacional de los trabajadores junto a la CTA.
Fueron 25 delegaciones presentes, cuyos mensajes se escucharon en un seminario el día anterior a las deliberaciones en el Congreso y durante el cónclave en los plenarios y debates de comisiones. Constituye un claro mensaje la presencia plural de las diversas corrientes político ideológicas de las fraternales delegaciones, que afirma en la CTA las concepciones de no alineamiento y promoción de la articulación mundial de los trabajadores, en momentos en que la mayoría de estos, producto de la flexibilidad laboral, están por fuera del movimiento sindical. Esas presencias contribuyeron a fortalecer el papel y lugar de la CTA en el ámbito de la lucha de clases en el mundo.
Es algo que también estuvo de manifiesto en los homenajes, a Mercedes Sosa y Onofre Lovero por sus trayectorias y aportes en el plano cultural de la lucha de los pueblos; y especialmente a Alberto Piccinini, Víctor Mendibil y Víctor De Genaro, por sus contribuciones a la lucha y organización del movimiento obrero, especialmente de la CTA.
Piccinini nos trajo a la memoria las luchas obreras en los tempranos 70´, y su referencia de dirigente clasista y combativo en el legado de Agustín Tosco. Mendibil es nuestro compañero de ideas y práctica social sindical y política, constructor de consensos por encima de reconocimientos personales, maestro de muchos de nosotros y presencia imprescindible en la articulación regional y mundial del movimiento de trabajadores. De Genaro nos trajo a todas y todos los desafíos de construir alternativa política en la Argentina, como tarea necesaria para potenciar los cambios políticos en curso en Nuestra América. Homenajes retribuidos con cariño y saludo combativo de un estadio pleno de solidaridad y aprecio a militantes y dirigentes comprometidos con la causa de la clase trabajadora.
El mensaje inaugural de Pablo Micheli resultó contundente al definir la etapa de la CTA, consolidada desde las elecciones de septiembre y sus complementarias en diciembre, hasta el masivo congreso marplatense. Se definió por construir una CTA de millones en el corto y el mediano plazo, convocando a la tarea de designar 100.000 delegados en diferentes lugares de trabajo en el país. Es una forma concreta de contrarrestar la impunidad empresarial vigente en la Argentina. Se pronunció por una CTA de puertas abiertas en la disputa por una membrecía de 5 millones que se construya en la calle y en la movilización. Propuso el desafío de construir un paro nacional el 8 de junio, que fue aprobado en coincidencia con la marcha 1.000 de los jubilados y el reclamo del 82% móvil para los trabajadores jubilados, junto a la demanda que expresa la marcha de los chicos del pueblo denunciando que “el hambre es un crimen”. Reivindicó la iniciativa por una constituyente social y desde una concepción clasista, antiimperialista y anticapitalista, convocó a la construcción del movimiento político, social y cultural de liberación que la CTA sustenta desde su congreso del 2002. Micheli clausuró así la parálisis política de la CTA de estos últimos años y convocó a resolver con militancia y organización el desafío para los trabajadores argentinos.
Debates y conclusiones
En nutridas comisiones se discutieron las principales ideas contenidas en el documento político, especialmente concentrado en el diagnóstico de la crisis mundial y su impacto en la región y el país; las iniciativas políticas y económicas del poder que trasladan el costo de la crisis a los trabajadores y los de abajo. Por eso se generalizó la discusión sobre la construcción de alternativa y especial destaque de la lucha de los pueblos árabes, que reanima la perspectiva de cambio político desarrollado en la última década en nuestra América. Se condenó expresamente la agresión militar imperialista a Libia. Los problemas de nuestro pueblo y la solidaridad con todas las luchas estuvieron presentes en las discusiones y conclusiones de las comisiones de debate. Junto al repudio por la agresión a Libia se condenó la presencia de tropas de la región en Haití, demandando su urgente retiro. Buena parte de las discusiones enriquecieron la propuesta programática, especialmente en la reiteración de una posición de la CTA por el no pago de la deuda, la defensa de los recursos naturales y la necesidad de la integración regional, contra el libre comercio, en especial el que ahora se negocia entre la Unión Europea y el Mercosur. Todo lo cual requiere de mayores esfuerzos en la lucha por la libertad sindical y la democratización de la sociedad, donde el tema ordenador es la distribución progresiva del ingreso a favor de los trabajadores y los de abajo.
Militancia nueva de jóvenes partícipes poblaron una discusión que aportó a resignificar bajo nuevas condiciones la memoria viva de la lucha de los 70´, el recuerdo del golpe y el genocidio del 76 al 83, tanto como las asignaturas pendientes bajo gobiernos constitucionales. En especial, La vigencia de la impunidad patronal que se manifiesta en la lucha de los tercerizados, flexibilizados, sub ocupados o desocupados, incluso en la disputa por la recuperación del ingreso de los trabajadores contra la rentabilidad empresaria. Son todos temas a repensar en la articulación de las viejas y nuevas camadas de militantes, con experiencia diferenciada de procesos de lucha y organización. Es una realidad interesante por ser la propia CTA una innovación orgánica del movimiento de trabajadores, ya que la mitad de los afiliados pertenecen a sindicatos y la otra parte son afiliaciones directas, algunas de las cuales se asocian a experiencias orgánicas en el territorio, o a la articulación social sectorial por diversos temas o reivindicaciones. Se trata de pensar nuevamente los fenómenos estructurales que preocupan y ocupan a los trabajadores y sobre todo, de generar nuevas síntesis teóricas y políticas para avanzar en la construcción de subjetividad para el cambio político, definiendo un programa que confronte con el capitalismo y su crisis, por lo tanto anticapitalista, antiimperialista y para muchos, por el socialismo. Son fundamentos para renovar una discusión de pensamiento y por eso se convocó a gestar en todo el territorio cónclaves para la discusión del pensamiento emancipador.
Las conclusiones se sacaron inmediatamente a la calle en la movilización por la memoria, la verdad y la justicia, comprometiendo la militancia de la CTA en su fortalecimiento, por ser el principal instrumento de acumulación de poder entre los trabajadores en las dos décadas transcurridas desde su creación. Una fortaleza a lograr en la movilización callejera y el accionar colectivo en el conflicto social, especialmente a demostrar el próximo 1º de Mayo en todo el país, y el 8 de Junio en el paro nacional por los niños y los jubilados que demandan el 82% móvil respecto del trabajador en actividad. Son iniciativas concomitantes con la organización de 100.000 delegados en diferentes lugares de trabajo. Esa fuerza concentrada en la CTA se jugará en la articulación de un bloque popular en el desarrollo de la iniciativa por una constituyente social, con un congreso que se propuso contribuir al desarrollo de asambleas distritales que constituyan al pueblo en debate sobre el país que tenemos y el que necesitamos.  Pero sobre todo, el fortalecimiento de la CTA apunta a la construcción de un movimiento político social y cultural de liberación para hacer realidad la superación de la crisis política y realizar el proyecto de la emancipación social.
La CTA salió de la parálisis y se dispone a reinventarse, en un ensayo organizativo para transformar la defensiva en ofensiva. La crisis de alternativa política demanda se resuelva el desafío de organizar al movimiento obrero en Argentina. Es muy importante el paso dado en Mar del Plata. El desafío actual es transformar en realidad la letra y el espíritu de los congresales, que será cumplir con el mandato de transformar lo extraordinario en cotidiano. Si se cumple, como anuncia el Che, habrá revolución en la Argentina.

Memoria contra el saqueo y la superexplotación

Hace 35 años se produjo en Argentina un cruento golpe de Estado para reestructurar regresivamente el orden económico social y político. Fue parte de una estrategia en toda la región sudamericana, como ensayo de las políticas neoliberales que luego se extenderían a todo el mundo. Las dictaduras militares anticiparon la restauración conservadora de Thatcher y Reagan. Esas políticas reaccionarias necesitaron en origen del terrorismo de Estado que en Argentina costó la vida de 30.000 personas, en su mayoría trabajadores. El objetivo era restablecer la tasa de ganancia afectada por la resistencia de los trabajadores y para eso se necesitaba disciplinar al movimiento popular.
Las consecuencias del genocidio se materializan en la coyuntura en el debilitamiento de la capacidad de respuesta de los trabajadores, ya que la desindicalización fue coherente con la flexibilidad laboral y salarial que no dejó de consolidarse en este tiempo.  La tasa de desempleo actual duplica los niveles promedio de los años previos al golpe genocida. La mitad de la población trabajadora sufre problemas de empleo o ingreso, y sigue siendo un desafío la construcción de nueva representación sindical que hace dos décadas se renueva con la Central de Trabajadores de la Argentina, la CTA.
Los ideólogos de la dictadura instalaron el programa de las privatizaciones, puesto en acción bajo gobiernos constitucionales, especialmente en los años 90´. Hizo falta el disciplinamiento ideológico cultural para habilitar luego con complicidad de la burocracia política y sindical el extendido proceso de venta del capital público, del petróleo, el agua, la electricidad, los transportes aéreos, ferroviarios, navales. Se entregó al capital privado el régimen previsional y se generalizó el privilegio de la iniciativa privada. El Estado fue garante de los negocios, para lo cual garantizó la estafa del endeudamiento externo con recursos públicos que hoy se manifiestan con las millonarias cancelaciones de deuda que restringen la aplicación de recursos públicos para la educación, la salud o el desarrollo integrado. El hecho es que junto a una deuda pública de 160.000 millones de dólares, las inversiones de argentinos en activos externos reconoce una cifra similar de 170.000 millones de dólares. Podemos asumir que esa cifra es parte de la brutal transferencia de ingreso desde los trabajadores a la cúpula empresaria, fundamentalmente transnacional.
El golpe genocida trajo muerte, desapariciones, torturas, saqueo y mayor explotación. El desafío pasa por recuperar memoria y no olvidar, pero sobre todo, encontrar los caminos alternativos para el desarrollo de un proceso emancipador que es lo nuevo en la región latinoamericana y caribeña.

¿Son las retenciones el problema?

En el 2008 se discutieron las retenciones a las exportaciones agropecuarias y soslayó el tema principal relativo al tipo de estructura económica y social derivado del modelo productivo en el campo argentino.
 La verdad es que a esta altura es un tema recurrente. Unos se ponen en posición de defensa del régimen fiscal y generalmente no discuten el destino de los recursos, salvo cuando aparece el fondo sojero aplicado al gasto en municipios del país. Otros reclaman la eliminación o la segmentación en función del volumen de tierra en explotación o del cuanto de producción de cada explotación agraria. Pero ninguno discute si es fatal que la Argentina esté condenada al crecimiento de la frontera agrícola sobre la base de producción transgénica y mayoritariamente sojera.
Existen los que señalan la oportunidad histórica del país y la región (el Mercosur se especializó en producción de soja y derivados) ya que el mundo demanda soja. Quizá deba decirse que China necesita alimentar a sus animales para proveer de carne a su población. Pero…, el interrogante es si es suficiente con considerar la demanda mundial o China para que la Argentina, o la región se especialicen al punto de transformarse en cuasi mono productor de soja.
¿El destino nos condena a producir y exportar soja transgénica? ¿Cómo se arribó a ese destino? ¿Podía abordarse otro camino? Son interrogantes válidos, puesto que el presente está derivado de las reformas estructurales de los años 90´, especialmente de la política económica de aquellos años.
No puede pensarse en la cosecha récord de este tiempo sin la autorización a producir organismos genéticamente modificados, OGM, desde 1996 y menos, si no se instalaba el instrumental jurídico institucional de los años 90, asociado a la liberalización de la economía, favoreciendo el ingreso de capitales externos y la subordinación a la estrategia de las transnacionales de la alimentación y la biogenética.
Estamos recordando 35 años del golpe genocida de 1976, entre cuyas causas económicas pueden rastrearse los intereses de la cúpula económica dominante que aspiraba a incorporar a la Argentina a las nuevas tendencias de liberalización que se impusieron a escala global.
Ese proyecto es el que triunfó en la Argentina sojera, y por eso, más allá del debate de las retenciones, lo que necesitamos es discutir si de ese modo se inserta la Argentina en la división internacional del trabajo, o si se puede pensar en otro modelo de producción.
¿Puede el país ser parte de la concepción productiva asentada en la soberanía alimentaria y no en la maximización de las ganancias? Es el camino que recorre y fundamenta el movimiento popular mundial sobre la problemática alimentaria y agraria. ¿Porqué pensar en términos de rentabilidad y no en una concepción de resolver necesidades extendidas de la población empobrecida del país y del exterior?
La crisis mundial debe convocarnos a pensar en el otro mundo posible. Ese mundo empieza por casa y se requiere interrogarnos porque hacemos lo que hacemos, y si es posible transitar otro camino.

El 20 de marzo es jornada mundial de solidaridad con la lucha de los pueblos árabes


El capitalismo aprende de su experiencia y el comando centralizado de la economía mundial, el G7, no dejó caer a la economía japonesa en esta primera semana de actividad económica retraída luego del terremoto, del tsunami y la explosión de una de sus centrales nucleares.
La pérdida de la economía japonesa es gigantesca, aún difícil de evaluar, con fábricas que paulatinamente retoman sus procesos productivos y el Banco de Japón que destinó más de 600.000 millones de dólares para sostener la moneda japonesa. Es un accionar realizado en conjunto y de común acuerdo con las autoridades monetarias y económicas de los principales países del capitalismo desarrollado, los que salieron a sostener a uno de los suyos, impidiendo la desvalorización del yen.
Recordemos que Japón es parte del G7 y que la crisis japonesa se suma a los problemas de la economía mundial que no termina de superar la recesión y desaceleración estadounidense del 2008 y 2009, o de Europa exacerbado durante el pasado año. ¿Cuánto será el costo del salvataje japonés? Es el interrogante de estas horas, en simultáneo con la incertidumbre sobre el impacto en las cifras de recuperación de la economía mundial para el presente año.
Desde el G7 existe preocupación para retomar el ritmo de crecimiento y el programa de fondo de la liberalización de la economía, para sostener su modelo productivo jaqueado por la crisis alimentaria, energética, financiera, de importantes deudas en los principales países del capitalismo mundial.
Por eso actúa el G7 en Japón, y también en Libia.
Es que son los mismos países que integran y lideran el G7 los que lanzaron el ataque militar contra Libia: EEUU, Gran Bretaña y Francia, preocupados todos ellos por el insumo estratégico, el petróleo, del cual los libios son importantes productores.
Son los mismos países que vienen negociando con Ghadafi en los últimos años, realizando negocios en conjunto, y que ahora ven la posibilidad de asegurarse el aprovisionamiento petrolero, en momentos de estancamiento en las reservas petroleras mundiales, que exigen su control para mantener el consumismo que alienta el modelo productivo del capitalismo contemporáneo.
El ataque militar a Libia se ordena cuando la rebelión de los pueblos árabes se extiende desde que se iniciaron las luchas de los pueblos en el norte de África.
Hoy, 20 de marzo, es precisamente día mundial de protesta en solidaridad con las luchas de los pueblos árabes. Fue una fecha asignada por la Asamblea de los Movimientos Sociales reunida en Dakar, Senegal cuando en febrero pasado se reunió el Foro Social Mundial.
Los temas son preocupantes y en Argentina y América Latina debiéramos tomar nota, pues no solo hay agresión militar sino que hubo congelamiento de fondos libios, que llevó al presidente venezolano a denunciar la apropiación indebida de las reservas internacionales de Libia por 200.000 millones de dólares, lo que calificó como un "robo, un saqueo, aprovechándose de un conflicto interno en Libia". El banco Mundial no informa sobre Libia y otros países “por falta de datos”.
Nuestro país y toda la región debieran pensar en estrategias alternativas para el manejo soberano de las reservas internacionales. A Libia se las pudieron congelar, incautar, o apropiar, por estar invertidas en activos externos de los principales países capitalistas, sea como acciones de empresas, títulos privados o públicos o directamente invertidos en bancos y el mercado de capitales en las principales plazas del capitalismo mundial.
¿No es tiempo de avanzar con el Banco del Sur, o en una estrategia de nueva arquitectura financiera del sur para el sur?
Se trata de aprender del norte y si ellos se unen para salvar bancos, bolsas y empresas japonesas; o para incautar recursos soberanos de un país del sur; el sur también debería sacar sus conclusiones e intentar un camino soberano, autónomo, independiente.

Japón, crisis económica mundial e inserción argentina

Mientras en Argentina se discutía sobre las Licencias no automáticas y las restricciones a las importaciones, se produjo el terremoto en Japón, acompañado de un tsunami y la explosión de una central nuclear, reinstalando la preocupación, más allá de la pérdida en vidas humanas, por la evolución de la economía japonesa y mundial.
Son temas que se vinculan porque tienen que ver con referencias a la economía mundial y la inserción económica de la Argentina.
La primera reacción de los comentaristas económicos en el país fue que el impacto de la situación japonesa no repercute en el país por el escaso vínculo comercial entre la Argentina y Japón, claro que escaso, con relación a otras regiones, ya que el privilegio del vínculo comercial del país es con la región latinoamericana, especialmente Brasil (quién desde nuestra región más vínculo ha desarrollado con Japón), con China en Asia, con Europa y con EEUU, en ese orden.
El vínculo comercial de Japón en la región latinoamericana es con Brasil que exportó en 2010 por 9.875 millones de dólares; Chile por 7.541 millones y Perú por 2.100 millones, contra 858 millones de Argentina, apenas el 1,2% del total de exportaciones, contra importaciones por 1.191 millones, un 2% del total.
El 30% de las exportaciones argentinas son cereales, especialmente maíz; soja y aceite de soja; el 25% minerales metalíferos y el 16% aluminio; el resto pescado, lácteos y hortalizas. Japón figura detrás de China, India, Malasia y Corea en los destinos asiáticos de las exportaciones argentinas. Argentina tampoco es destino final importante de las X japonesas, de donde vienen bienes de capital, piezas y accesorios, principalmente importantes en la industria automotriz, sector en que se concentra la política actual de restricciones a las importaciones al mercado local de la Argentina.
Pese al vínculo limitado, es un análisis errado desvincular al país de la problemática económica derivada del sismo en Japón, especialmente si se considera que uno de los rubros afectados por la restricción actual a las importaciones se vinculan a la industria automotriz, una parte de las cuales referencia sus casas matrices en Japón.
La situación en Japón
La situación japonesa afectará a la economía mundial y por efecto derivado a la Argentina. Japón es la 3ra economía del mundo y tercer consumidor de petróleo. El primer impacto fue la reducción del precio del petróleo por la previsible menor demanda de la producción japonesa, que preventivamente cerró importantes fábricas hasta detectar el impacto en su infraestructura productiva. Es una situación que impacta a la industria automotriz, electrónica, química y de manufacturas en general. Es grave el daño en infraestructura que limita el transporte de mercancías y se afectó la provisión energética, agudizado con la explosión nuclear. Resulta aún prematuro cuantificar los costos y mucho más imaginar la duración de un plan de restablecimiento productivo en Japón, uno de los ejes del capitalismo desarrollado junto a Europa y EEUU.
El Banco central japonés anunció que podrá todo su potencial para el salvataje, dicho en un país que su deuda pública duplica su PBI, agravando la situación problemática del endeudamiento público de los principales países capitalistas desarrollados. Por lo financiero vendrán problemas, especialmente por los daños causados y los costos a cubrir por compañías de seguros y reaseguros de carácter transnacional, es decir, más allá de Japón, en compañías europeas y estadounidenses. Vale recordar la caída de la aseguradora AIG en 2008 en EEUU para pensar el efecto financiero, un tema delicado a la hora de pensar la situación de Argentina, en plena negociación con el Club de París y buscando reinsertarse en el mercado mundial de capitales. Argentina sigue dependiendo del financiamiento externo dando cuenta de una vulnerabilidad que hipoteca su futuro.
Restricciones a las importaciones y consumo suntuario
La motivación por las restricciones a las importaciones en el país se asocia a la preocupación por la disminución del saldo comercial positivo, producto de un crecimiento mayor de las importaciones que de las exportaciones. Es interesante reflejar que el saldo comercial con Japón es negativo y resulta difícil imaginar cómo se desarrollará en el corto y mediano plazo esa relación en función de los acontecimientos ocurridos en Japón.
Sobre las restricciones, la argumentación oficial alude a un crecimiento del consumo interno, aunque vale aclarar que se trata especialmente de consumo de sectores de elevados ingresos y por eso, las restricciones son a productos de alta gama, aquellos a los que acceden los sectores de mayor ingreso y con capacidad de consumo suntuario.
Es una señal de que en Argentina hay un sector que gana muy bien, y sin duda son los grandes beneficiarios de este ciclo de crecimiento de la economía. Las elevadas ganancias son las que explican el crecimiento de la importación de automotores de lujo y no la extensión de la asignación universal, que sí puede impactar en el incremento del consumo de subsistencia para la vida cotidiana.
También se debe consignar que la mejora de los precios internacionales de los productos de exportación, para una cosecha de 100 millones de toneladas significa un creciente ingreso de divisas al país que abarata, por razones de mercado el precio del dólar, que solo se sostiene por grandes compras realizadas por las autoridades monetarias. En esta semana corta se compraron divisas por más de 100 millones de dólares diarios para evitar una baja pronunciada de la divisa estadounidense. Argentina crece en exportaciones más por evolución de los precios internacionales de sus productos primarios que por diversificación de su producción en el exterior.
Es de interés pensar que tipo de modelo está en desarrollo en el país, que estimula consumo suntuario e importaciones de bienes de lujo, ahora limitadas; pero también pensar el modelo productivo global, puesto discusión ahora con los episodios japoneses, pese a todas las seguridades tecnológicas ofrecidas para evitar impacto ambiental negativo, especialmente en países de alto desarrollo tecnológico como Japón.